El SEO no ha muerto, pero la búsqueda con IA juega con otras reglas
La irrupción de los motores de inteligencia artificial ha cambiado la forma de encontrar información. No es que el SEO haya desaparecido, es que la lógica que lo sostenía ya no se aplica igual.
Durante años, el SEO se ha basado en una mecánica precisa: los buscadores rastrean, indexan y clasifican. Ese flujo es determinista: si haces A y B, probablemente obtendrás C. Pero las inteligencias artificiales que hoy responden a nuestras consultas operan bajo otra lógica.
Cuando analizamos cómo funcionan herramientas como ChatGPT, Perplexity o los nuevos resúmenes de Google (AI Overviews), surgen comportamientos que desafían los fundamentos del SEO tradicional.
¿Por qué una misma pregunta puede mostrar citas o fuentes diferentes cada vez que se ejecuta?
¿Cómo es posible que los modelos de IA se “inventen” hasta un 25% de las fuentes que citan?
¿Y por qué parece más fácil engañar a una IA sobre la autoridad o fiabilidad de una fuente que al buscador clásico de Google?
Mientras el SEO trabaja sobre datos estructurados, rastreados y evaluados por un algoritmo, las IAs funcionan de forma probabilística. Salvo en contadas ocasiones, no “buscan” en tiempo real, sino que recuperan, reclasifican y generan información según patrones estadísticos sobre el contenido con el que han sido entrenadas. Cada respuesta tiene un coste computacional y económico real, y eso afecta también a cómo se decide qué mostrar.
Por tanto, no estamos hablando de una evolución del SEO, sino de otro paradigma. El SEO optimiza para sistemas deterministas; el AEO o GEO (AI Engine Optimization) lo hace para modelos que operan con incertidumbre. Y esta es la diferencia clave de ambos procesos.
Google sigue siendo vital -tiene la mayor cuota de mercado de búsquedas-, pero es posible que estemos ante la coexistencia de dos ecosistemas de búsqueda con leyes físicas distintas. Y esto también se complica con la llegada de los navegadores agénticos, pero al fin y al cabo, funcionan de la misma manera que las plataformas de IA actuales.
Y entender sus diferencias es la única forma de seguir siendo visibles cuando las máquinas dejan de “buscar” y empiezan a “pensar”. Como ya dijimos hace unas semanas, el SEO no morirá, pero forzará un cambio sobre las malas prácticas del sector.


